2. Los Facheritos

 Este de cuento no tiene un carajo, y como odio la palabra 'reflexión' tampoco es una reflexión. Más bien es una declaración de principios que, seguramente, traicione cuando decida empezar a ser feliz.


Los facheritos


Algunos dirán que es complejo de inferioridad, otros que soy un celoso, pero soy un crítico profesional de los estereotipos lindos. Los rugbiers solían ser los más apuntados pero, como en el último tiempo se puso de moda criticarlos, les fui perdiendo un poco la malquerencia. También lo hago con el falso progresista o el famoso hippie con osde, la gente que dice hippie con osde, y demás personajes odiables.

Hace un tiempo creía, erróneamente, que mi rechazo era hacia la gente cheta. Entiéndase como “cheto” no al que tiene plata, sino al que a mí me gusta llamar “blanco de alma”. El blanco de alma odia al negro, no por su color de piel, sino por su “alma de negro”. Ése es el principal factor para detectar a un miembro de esta tribu. Sorprendentemente para mí, apareció en mi radar antipático una especie que no necesariamente es cheta: los facheritos.

Los facheritos no tienen la obligación de ser lindos, ni siquiera facheros. Son el extraño resultado de un proceso, estrechamente vinculado a las redes sociales, compuesto por personas con objetivos y gustos relacionados a los autos y a la independencia laboral.

Si sos, como yo, nacido a fines de los noventa o principios de los dos mil, es muy difícil nunca haberse cruzado con uno de estos especímenes.

A continuación, un listado de sus características principales:

 

·         Transitan esta etapa desde los dieciséis hasta los veinticinco años (algunos infradotados hasta más de treinta; en un futuro cercano, superarán los cuarenta en casos de pelotudez extrema).

·         Su hábitat natural es el Instagram, pero a veces entran a Twitter a compartir citas de Frases de Rock como “Sos el mejor mambo con el que me crucé en la vida”. Las frases rara vez pertenecen a una canción de rock. No escuchan rock.

·         De chicos se probaron en las infantiles de Lanús o Banfield, y como no quedaron se fueron al Porvenir. Tampoco quedaron ahí así que estudian marketing.

·         Usan ropa Siamo Fuori, o Fahrenheit en su defecto.

·         Gran parte de su perfil de Instagram consta de fotos subidas un día sí un día no, en las cuales aparece enfrentado a un espejo y con un Samsung blanco en la mano.

·         En todas y cada una de estas fotos tiene exactamente la misma pose y expresión, sólo cambia de ropa (a veces no) y el epígrafe postula: “el quilombo de atrás le da el toque” si la foto es en su habitación, y “el inodoro le da el toque” si es en el baño.

·         Mientras las fotos del espejo componen un sesenta por ciento del perfil, el cuarenta restante está conformado por fotos de su Gol (modelo 2000 en adelante) y acompañadas por epígrafes como: “estás quedando lindo turrito” o “dale tiempo al tiempo que todo llega a su momento”.

·         Desconocen el uso de la mayúscula, pero realizan un esfuerzo (inútil) para ubicar las comas en sus oraciones.

·         Discuten en las redes sociales por Messi. Lo critican si el posteo es sobre la Selección, pero lo defienden con vehemencia si un catalán lo insulta.

·         Por contrato deben tener un corte de pelo determinado: degradé en los costados y nuca y arriba un jopo. Es optativo tener el jopo decolorado.

·         Reparten me gusta sin asco a su extensa lista de seguidas femeninas, y tirotean a mansalva con fueguitos a sus historias. Es una actividad que suelen desarrollar durante la noche.

·         Se jactan de tomar fernet y cerveza pero matarían por un licor de melón.

·         Suelen pasearse por la 9 de Julio de Lanús Este y tomar licuados en Paseo de la Ciudad.

·         En el caso de no estar por esa zona, visitan las puertas de los colegios privados lanusenses.

·         Se mueven en manada. Suelen agruparse en conjuntos de tres o cuatro individuos y acechar colegialas desde sus Gol, evitando las lomas de burro (tienen la suspensión al piso) y escuchando EXPLOTA TU AUTO 2020 ENGANCHADO FIESTERO.

 

Las anteriores son sólo algunas de las características de la raza Conurbano Sur, es decir, la única raza de facheritos que pude estudiar detalladamente. Pero estoy seguro de que a lo largo y a lo ancho del país existen razas inexploradas. Imagino mestizajes insospechados entre un facherito y una punk, o un facherito y una localinda (otro espécimen fascinante que desarrollaré en alguna ocasión).

Su sociedad tiene ya muchos adeptos, está en la cima de la montaña. Y como todo lo que sube, no me sorprendería que, tarde o temprano, como pasó con los flogger, los emos y los cumbieros, terminen reduciendo su número de a poco y vayan perdiendo popularidad.

Yo, personalmente, estoy orgulloso de ser de los feos. Me cuesta muchísimo respetar a las modas descerebradas y superficiales, pero sin embargo, puedo decir que sí siento un poco de envidia.

Escribo esto apretando la dentadura, y es que la tristeza o la melancolía que trae la introspección, el fondo de las cuestiones y el pensamiento, es algo que sólo los feos como yo deben transitar. No es que me considere más inteligente que alguien, pero sí sé que uso la cabeza, y eso, lamentablemente, parece ser una condena. Admiro, de verdad, la capacidad de ser realmente feliz ante los me gusta de una foto. La facilidad que tienen los facheritos para distraer sus más pesadas nostalgias, y sus resacas de alegrías antiguas.

A veces quisiera no ser tan feo, dejar de hacerme el poeta y sacarme una foto en el espejo, pero no puedo. Se me cae la cara del asco. Me niego a caer en ese falso bienestar, no lo voy a hacer. Algún día se va a dar vuelta la cosa y los feos vamos a estar de moda.

Cuando estemos de moda y ellos no, me compro un Gol y dejo de escribir.

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